Aprender a enseñar
El cierre de las instituciones educativas con motivo del aislamiento obligatorio empujó a todos sus actores a enfrentar los desafíos implícitos en la contingencia desde la estrategia y la planificación pedagógica con el fin de dar continuidad al proceso de aprendizaje – enseñanza.
Muchas preguntas surgen en un escenario de educación a distancia, donde la virtualidad adquiere una preponderancia que hasta el momento solo se insinuaba. ¿Cuán preparados estaban docentes y estudiantes para la utilización de las TICS? ¿Cuántas de estas herramientas perdurarán una vez terminada la pandemia? ¿Educación presencial, virtual o híbrida?. Algunas de estas interrogantes son analizadas por la Lic. Patricia Dimángano, directora del Profesorado Universitario y las licenciaturas en Ciencias de la Educación y Psicopedagogía de la Universidad Abierta Interamericana.
“Desde hace años que los docentes en general escuchamos hablar de TICs y nos venimos preparando para la incorporación de las tecnologías en el aula. Algunos ya habían tomado la iniciativa y tras realizar cursos, y dedicarles horas a su preparación, venían planificando sus aulas con recursos de este tipo”, afirma Dimángano y explica: “La UAI particularmente proyectó intensificar la inclusión de tecnologías digitales en la enseñanza a través de una capacitación gratuita ofrecida desde la dirección a todo su personal docente en una propuesta a tres años, para la apropiación de recursos tecnológicos y manejo de aulas virtuales. Justamente en 2020 estamos transitando la última etapa de la propuesta que asegura a todos los docentes la formación necesaria para dar clases desde la virtualidad”.
La situación social derivada del coronavirus pareció provocar el aceleramiento de un proceso que se prevé irreversible, en tanto los protagonistas migran hacia un ser digital. “No nos tomó desprevenidos y, aunque fue abrupto, los docentes descubrieron que poseían muchísimos recursos para asegurar su propuesta didáctica. El desafío estuvo en plantearlo con coherencia y en poco tiempo. Las clases iniciaron puntualmente el 1 de abril. La adaptación transcurrió en educación”.
La propuesta de enseñanza debió necesariamente centrarse en el desarrollo de competencias en los estudiantes, y no en la simple transmisión de información. Claro que la dificultad está en el cómo. Asegura Dimángano: “Estamos convencidos que el aprendizaje se construye de manera colaborativa. Por ejemplo en las aulas de Profesorado Universitario tienen un valor insustituible los intercambios desde diversas miradas, recorridos académicos muy distintos de nuestros estudiantes, modalidades de abordaje de los conocimientos. Búsquedas de sentidos disímiles se juegan en las reflexiones y construcciones sobre educación. Extrañamos esos debates y ahora los trasladamos a los foros y encuentros sincrónicos en las plataformas virtuales, esos son nuestros desafíos actuales”.
En esta carrera de adaptación a las nuevas tecnologías, la Lic. Dimángano no pierde de vista que es parte de una Facultad de y para la educación, por lo que no puede obviar la reflexión sobre el propio hecho educativo. “La mayor parte de los docentes ya utilizaban estrategias virtuales como complementarias de su aula física. Muchos recursos multimediales imprimían dinamismo a sus propuestas y facilitaban las tareas. Pero ahora descubrimos qué fácil es traspasar las barreras espaciales y de repente incorporarnos videoconferencias interesantísimas, invitar a personalidades destacadas a nuestras clases o generar intercambio con docentes y estudiantes de otras aulas que se encuentran a kilómetros de la nuestra”.
Cuando pase el temblor
La incorporación de las TICS conllevará a repensar cambios metodológicos antes aplicados al aula física, pero siempre poniendo en el centro al propio alumno. “La autogestión de los aprendizajes es motivo de esfuerzo permanente de los equipos académicos de la Universidad y ahora ese trabajo de plantear la propuesta didáctica desde la centralidad de los aprendizajes sale a la luz. El gran protagonista de la educación es el estudiante. Los docentes transforman la manera de enseñar desde este reconocimiento y luego diseñan el dispositivo didáctico que les permita llevarlo a la práctica. El soporte puede ser físico o virtual o contener a ambos. Creo que ya no hay más lugar para esos contrastes, justamente esta es la oportunidad para que estos recursos de integren definitivamente a la educación y se produzca el paso que estábamos buscando”.
La licenciada Dimángano pretende que los futuros educadores y profesores graduados, “asuman con compromiso social su propia práctica, capaz de reflexionar sobre ella para mejorarla, de indagar, de adaptarse a los cambios, de reconocer su potencial creativo para ponerlo al servicio de la transformación que la educación de hoy requiere. La gestión de la carrera asume el doble desafío de ofrecer un equipo docente con estas características para formar educadores con estas competencias”, sentencia.
La comunidad académica deberá optimizar su experiencia mientras transite este período inédito, crecer confiando en sus propios recursos, en su capacidad para recrearse y aprender. La transformación es irreversible.