Cómo irse de vacaciones y disfrutar sin subir de peso

Uno de los mayores placeres de viajar es darse el gusto de probar nuevos sabores. No obstante, esos permitidos a toda hora pueden hacernos ganar bastantes kilos en apenas unos días. La directora de la carrera de Nutrición de la UAI, la licenciada Paula Amiano, nos da los tips para comer rico y sin remordimientos.

Un desayuno gourmet con huevos revueltos y panceta, unas tentadoras medialunas recién horneadas y unos ricos mariscos de almuerzo para acompañar un día de sol en la playa, son algunas de las interminables propuestas gastronómicas que se acumulan día a día durante las estadías en los hoteles veraniegos. Irse de vacaciones es sinónimo de placer en todo sentido. El cuerpo y la mente se relajan, los sentidos se agudizan y el apetito se vuelve vulnerable. Ahora, ¿cómo se hace para poder disfrutar de las ricas comidas sin subir drásticamente de peso y lamentarlo al regreso? Existen varios tips que pueden ayudarte a mantenerte sin necesidad de restricciones o grandes sacrificios.

El tamaño de las porciones y la combinación de alimentos y bebidas puede evitarte un futuro enojo con la balanza. Al respecto, la licenciada y directora de la Carrera de Nutrición en la Universidad Abierta Interamericana (UAI), Paula Amiano, aseguró que los principales errores alimenticios durante esas placenteras escapadas en las que se sale de las habituales rutinas de estudio o trabajo, son comer a cualquier hora del día y realizar los famosos “picoteos” de alimentos de alta densidad calórica.

En referencia a si es correcto el ´vale todo en vacaciones´, afirmó: “Es lógico que como nos ponemos en una actitud de relax, descanso y disfrute, la alimentación sea una actividad más de goce y de menor control. No está mal que así sea, pero hay algunas cuestiones que podemos manejar con tranquilidad para que al final de las mismas, hayamos podido lograr el objetivo de disfrutar sin alejarnos demasiado de nuestros hábitos regulares”.

Para la licenciada, repensar el concepto de planificación es muy útil. “Si nosotros sabemos de antemano, aunque con cierta flexibilidad, cómo viene nuestro día en vacaciones (si iremos a una excursión, si estaremos en la playa, etc) podemos prever cómo serán aproximadamente nuestras comidas durante ese día. Y el desayuno no es menor si consideramos que tal vez omitamos el almuerzo. Es recomendable prever cuándo será la próxima comida, evitar alimentos ricos en grasa o con alto contenido de azúcares y optimizar la oferta de aquellos productos ricos en fibras así como resulta de suma importancia cuidar la hidratación. Un ejemplo de lo anterior son las frutas, los cereales, la avena, los yogures o lácteos descremados”, reveló.

¿Qué pasa con el consumo de alcohol? Amiano afirmó que las bebidas alcohólicas aportan las llamadas “kilocalorías vacías”, es decir que brindan energía sin nutrientes. “Esto además provoca saciedad y muchas de ellas son diuréticas, por lo que pueden provocar deshidratación. Los licores y algunas bebidas blancas de mayor graduación alcohólica aportan aún más valor energético, y las dulces también entonces sería aconsejable consumirlas moderadamente. No se trata de eliminarlas por completo. Podemos dejarlas para alguna de las comidas del día, tratando de que en esa misma comida no haya exceso de azúcares y grasas, que son los nutrientes que también aportan energía y que en conjunto con el alcohol pueden sobrecargar la función hepática”, especificó.

Sobre qué alimentos conviene elegir para la cena, Amiano prefirió no atarse a un cronograma estricto ya que alimentarse es una más de las actividades vacacionales y tiene una función social y cultural simultánea a la de la nutrición. En esa línea, sugirió: “Prever, planificar, organizar colaciones, llevarnos frutas y bebidas a la playa por si el almuerzo se posterga, o intentar evitar ayunos superiores a 3 horas son algunas cuestiones que nos pueden ayudar a mantener el peso”.

 

5 tips importantes:

  • Fraccionamiento: Mantener el fraccionamiento de las comidas en el día, es decir, aunque cambien nuestros horarios es importante intentar comer cada 3 o 4 horas y evitar ayunos prolongados. De esta manera, llegamos con menos apetito a la próxima comida y aceleramos nuestro metabolismo.
  • Moderar cantidades: Controlar las porciones. No dejar de comer lo que nos gusta (¡son vacaciones!) pero sí podemos compartir un plato por ejemplo, servirnos porciones más pequeños y guardar para la próxima comida la porción extra. Reconocer la señal de saciedad nos puede ayudar y disfrutamos más lo que comemos.
  • No duplicar nutrientes: Si repetimos alimentos fuentes de grasa o de carbohidratos, que son los que más energía aportan, estamos sumando un excedente de energía a nuestro cuerpo. Por ejemplo: ingerir más de una vez frituras en el mismo día o repetir harinas y panificados. 
  • Sostener la actividad física: No es necesario que si no estamos en un plan de entrenamiento incrementemos demasiado nuestra actividad, pero sí podemos aprovechar para caminar por la playa, andar en bicicleta, hacer senderismo y nadar. Si estamos comiendo tal vez mayores cantidades, en vez de restringir la ingesta, es más fácil aumentar el gasto para poder continuar con nuestras vacaciones y el disfrute.
  • Mantenernos hidratados: Si consumimos abundantes líquidos sin o con poca azúcar durante el día como infusiones, jugos y licuados, nos hidratamos. Evitemos las bebidas diuréticas (no abusar del café, gaseosas con cafeína y alcohol) y alimentos con alto contenido de sodio o sal.