Secretos de la economía nutricional: cómo comer sano y barato
La directora de la carrera de Nutrición de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad Abierta Interamericana, Paula Amiano, reveló cómo acompañar el ejercicio con alimentos saludables que no excedan el bolsillo. “Es indispensable ser organizados y poder planificar las compras”, señaló.
La falta de tiempo hace que muchas veces comer sano sea un problema, sumado a los elevados precios de los alimentos más ricos en proteínas como la carne y el pescado. No obstante, organizarse parece ser la clave de resultados positivos y un buen rendimiento del dinero. Saber comer no es lo mismo que saber comprar y eso requiere un cambio de hábitos y conductas que obligan a un plan ordenado de alimentación que lleva coordinación y tiempo.
Paula Amiano reveló cómo es posible consumir alimentos saludables que no excedan el bolsillo de la gente. En principio, definió lo que popularmente se llama “comer saludablemente” como lo que cada organismo necesita en cantidad, calidad y armonía evitando “carencias nutricionales”.
“Incluir alimentos de todos los grupos que las guías alimentarias recomiendan, nos lleva a cubrir estas necesidades: lácteos y derivados, carnes y huevos, frutas y vegetales, cereales y legumbres y aceites y azúcares. El objetivo es la prevención de enfermedades y el goce, ya que el acto de comer tiene una gran connotación social, psicológica y cultural”, explicó la licenciada.
Respecto a cómo comer sano sin caer en aprietos económicos, subrayó que lo importante es seguir algunos tips como por ejemplo elegir frutas y vegetales de estación. “Si comemos variado, tenemos el mismo nutriente representado por distintos alimentos a lo largo del año, como por ejemplo la vitamina C que la encontramos en los cítricos, en el tomate, el kiwi o las frutillas. Por otra parte, es indispensable ser organizados y poder planificar las compras: tener en cuenta el consumo habitual de un hogar, contabilizar porciones estimadas, evitar la incertidumbre de qué cocinaremos cada día previendo flexiblemente las comidas semanales, sobre todo cuando hay viandas escolares”, amplió.
Para Amiano, saber ahorrar al comprar implica aprender de porciones y cantidades. “Si efectuamos compras semanales o mensuales de productos que lo permitan, se notará la diferencia. Pero nuevamente, esto implica organizarnos para evitar terminar desperdiciando alimentos que no hemos consumido. Armar un menú semanal, siempre flexible, nos ayudará a tener ciertas cantidades fijas a comprar para evitar sobrantes y faltantes. Si la familia es numerosa, se pueden organizar salidas a mercados o supermercados mayoristas, lo que reduce el precio de muchos productos. Aprovechar ofertas en productos no perecederos es una alternativa mientras no descuidemos sus fechas de caducidad”, insistió.
Por último, recomendó sustituir algunos productos caros por otros más económicos que cubren los mismos nutrientes. “No necesariamente hay que consumir alimentos fijos. De tal manera, se contemplan las necesidades y gustos de cada persona”. Y ejemplificó: “Podemos consumir calcio en leche, yogures, quesos, ricota o postrecitos. Algunos son más económicos que otros. Su consumo dependerá de cuál nos guste o toleremos mejor, pero el nutriente estará cubierto de cualquier manera”.