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La integración de las inteligencias artificiales generativas en la formación de la Maestría en Tecnología Educativa
Desde el año 2018, la Maestría en Tecnología Educativa (mirar más sobre esta AQUÍ y su Red Social X AQUÍ) pisa fuerte dentro de la Universidad Abierta Interamericana, ya que desde abrió esa especialización el balance fue más que positivo: comenzó con un grupo de 15 estudiantes y hoy llega a más de 300.
La directora, Dra. Marta Alicia Libedinsky, junto al Dr. Francisco Arri y el Esp. Juan Roberto Mascardi, ambos docentes, reflexionaron acerca de algo muy importante para la educación de hoy: la integración de las Inteligencias Artificiales Generativas (IAG) en la formación de posgrado en Tecnología Educativa. Pero... ¿A qué nos referimos con esto? "A encontrar los modos más significativos, prudentes y creativos de integrarlas en la enseñanza, el aprendizaje, la gestión académica, la evaluación, el diseño didáctico y desde ya para la elaboración de los trabajos finales de la maestría", destacó Libedinsky.
Dijo que para lograrlo, todo los docentes y estudiantes están muy atentos a las novedades que se van sucediendo, ya que que se trata claramente de un tema candente y en agenda. "Vamos conociendo gradualmente sobre la variedad de IAG disponibles, prestando atención a los análisis que han públicos los expertos y viendo desde nuestros contextos cuál es su posible vinculación con la educación formal, no formal, informal. También entendemos que tenemos que prepararnos para el futuro. Miramos pasado al historizar, contextualizamos en nuestro presente y también intentamos avizorar el futuro", continuó.
En coincidencia, Mascardi aseguró que le parece fascinante pensar en el desarrollo de la inteligencia artificial y la educación, sobre todo en este espacio educativo, porque si hay algo que hace la aparición de una tecnología como esta es producir un quiebre. "Mientras la educación se debate si es necesario poner los teléfonos móviles dentro de una caja fuerte mientras se dan clases en la escuela primaria y secundaria, la inteligencia artificial llegó para quedarse. Ya modifica procesos y rutinas de trabajo. Es un punto de quiebre, como cuando empezamos a incorporar la web o la llegada de Google. Ahora tenemos que pensar cómo producimos, creamos, co-creamos y cuáles son los desafíos vinculados a la ética alrededor de la IA", dijo.
Consultada como directora sobre las expectativas de la cursada en este 2024, Libedinsky insistió en que la Maestría creció: "Nos da gran orgullo". "Nuestros estudiantes residen en diferentes ciudades del país y de otros países. Ellos se proponen el diseño de una variedad de artefactos creativos en el marco de sus trabajos finales: apps, plataformas educativas, chatbots, series de materiales didácticos digitales interactivos, diseños curriculares, prototipos de instituciones educativas nuevas, kits didácticos para formación docente continua, propuestas de alfabetización digital para adultos mayores y tantos otros. En función de sus intereses vamos ajustando los contenidos curriculares, las actividades de aprendizaje que les proponemos, las conversaciones, las acciones tutoriales para acompañarlos/as y para que puedan lograr los objetivos que se proponen con nuestra guía", continuó.
Respecto a cómo cree que evolucionó la relación entre la tecnología y la educación en los últimos años, la directiva afirmó que esa relación "se diversificó, se fortaleció y se amplificó". "Es un momento de ebullición. Un momento muy interesante para el campo profesional de la Tecnología Educativa. Hay mucho para ver y aprender. Hay gran demanda de profesionales calificados, creativos y entusiastas y nuestros estudiantes tienen esas características", insistió.
Por su parte, Arri desmitificó muchas de las afirmaciones que se dan alrededor de la IA y dejó conceptos sobre por qué es importante incorporarla a la formación de los alumnos. "Cualquier tecnología emergente, en su momento de aparición, genera discursos tecnofóbicos o tecnofílicos. Es algo constante en la historia de las tecnologías de comunicación humana. La máquina de escribir, la televisión, los videojuegos y el celular han provocado posiciones a favor y en contra de su utilización en entornos escolares", detalló.
Y continuó. "Creo que de un laberinto hay que salir 'por arriba'. Los seres humanos somos moldeados por las tecnologías pero también nosotros la moldeamos a ella.
Los alumnos deben poder abordar el fenómeno para conocerlo, utilizarlo y sobre todo, tener una perspectiva crítica que permita transparentar y comprender su funcionamiento, lejos de los mitos que generan miedo o incertidumbre. La IA es una realidad, la vivimos cotidianamente a través de múltiples procesos que están imbricados en nuestra vida social. Con lo cual sería extraño no incorporarla a la formación de un estudiante", afirmó.
En relación a esos cambios constantes de la tecnología y la relevancia de estar actualizado a la hora de enseñar en la Maestría, Mascardi reparó en que "los avances tecnológicos de cara a los procesos digitales se han acelerado en estos últimos años". "La comunicación es un flujo permanente que circula entre nosotros. La tecnología modifica de manera sustancial la economía, la política, la naturaleza del trabajo y los aspectos culturales. Estos cambios nos llevan a estar en constante movimiento. Estar actualizado es moverse, adaptarse, tener un espíritu anfibio", ahondó.
Dijo que, desde el marco de su asignatura (Producción de Relatos Audiovisuales para el Aprendizaje), la tecnología es narrativa. "Cuando empezamos a pensar este espacio para la Maestría, hace una década, no existía TikTok. Recién se consolidaban algunos fenómenos audiovisuales en YouTube, era la época de los youtubers. Y las videollamadas, que tuvieron su época de gloria durante la pandemia, eran por lo general el último recurso para un encuentro virtual. La pandemia también aceleró estos procesos audiovisuales, en los que por un lado estamos en contacto de forma permanente (el “en vivo eterno”) y, por el otro, se dan procesos de consumo de narrativa hiperbreve on demand. Por ende, la tecnología moldea nuestra propia cultura, y esa cultura es audiovisual. Este espacio trabaja con un sesgo contemporáneo, pero también es el lugar de interpelación sobre escenarios futuribles", sentenció.
Mascardi habló además de los desafíos como educador: "Son, esencialmente, renovar las preguntas, interpelar a los autores, generar diálogos entre las teorías y las prácticas, y poder pensar de un modo crítico y creativo". "La innovación debe partir de la experimentación constante y no correr detrás de la tecnología. Nuestras propias ideas, nuestro propio pensamiento y nuestra propia creatividad deben poner en tensión los límites de una tecnología que, de antemano, puede parecer hegemónica. En el marco de mi asignatura, un ejemplo práctico sería no solo saber hacer audiovisuales para Instagram o TikTok, sino poder generar una narrativa audiovisual que no sea contenida por ninguna aplicación y que pueda quebrar ciertos estándares que las aplicaciones nos exigen", concluyó.
Por último, Arri reflexionó sobre las nuevas generaciones y la relación con la tecnología. "Por lo general, cuando escuchamos hablar de tecnología, empezamos a pensar en la IA, en el celular o en una tablet. Pocas veces imaginamos un pizarrón de tiza, una radio analógica o un libro impreso. ¿Qué quiero decir con esto? Que cuando las tecnologías van madurando, se vuelven invisibles y se naturalizan. Si le preguntásemos a un oficinista que trabajó 30 años con una máquina de escribir, probablemente esa tecnología le resulte total y absolutamente "natural". Desde mi modo de ver, el enfoque generacional que plantea "nativos" e "inmigrantes" en relación con los usos de la tecnología no es adecuado para explicar el vínculo que cada uno de nosotros tiene con ella".
Y terminó: "Esa relación excede la cuestión etaria, tiene que ver con prácticas, disponibilidad, intereses, necesidades, más allá de que ciertos grupos etarios tienen más naturalizada ciertas tecnologías que otras. Entiendo que los vínculos con la tecnología están atravesados por configuraciones identitarias, sociales, políticas, históricas y de contextos de apropiación de esas tecnologías, que son independientes a las edades de los sujetos utilizadores. Obviamente es más lógico que alguien de corta edad acceda a contenidos por ciertas plataformas que alguien más grande no conoce, pero eso es por una cuestión de maduración de la tecnología, no de lo natural que sea para el usuario".
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