Distancias que suspenden contactos, pero no cercanías

“Esta pandemia nos ha confrontado con diversos sentimientos de incertidumbre, ambivalencia y ausencias. Esto ha generado un impacto en todas nuestras rutinas, hábitos y roles. Y una nueva modalidad de cursado, que no ha quedado fuera de esta situación”, cuenta María del Rosario Biga, alumna de la Licenciatura en Terapia Ocupacional.  “Al no estar trabajando activamente pude destinar muchas más horas al estudio, a la revisión del material bibliográfico y a las lecturas. También pude cursar materias que quizás, en un contexto típico, no hubiese podido debido a mis horarios laborales. Desde este punto de vista, lo vivo como una experiencia muy positiva. Por otro lado, esta situación me obligó a tener que ʽamigarmeʼ con la tecnología, y creo que dicha modalidad ha llegado para quedarse”, afirma.

María del Rosario es Licenciada en Nutrición y Profesora Universitaria. Su recorrido profesional la llevó a trabajar en distintos centros de día, consultorios y espacios terapéuticos. En su labor cotidiana empezó a descubrir el rol fundamental que tenía la terapia ocupacional en el tratamiento de los pacientes.  “Allí conocí la carrera, sus incumbencias  y el valor que la misma tenía. Es por eso que en el año 2017 decidí inscribirme en Terapia Ocupacional. La elección de la Universidad fue en base a las referencias que me aportaron distintas profesionales que trabajaban conmigo”, asegura y explica: “Además, me pareció muy interesante la mirada académica que se tiene en nuestra carrera, no sólo se forma al estudiante en contenidos, competencias y habilidades sino que además, se contempla una mirada biopsicosocial del sujeto. También encontré muy interesante la carga horaria en relación a las prácticas. En estos cuatro años, hemos podido experimentar la realización de prácticas pre-profesionales en distintas áreas de la carrera (comunitaria, salud mental, pediatría, laboral). Eso proporciona un gran acercamiento hacia el campo de trabajo futuro”. 

El contexto inédito generado por la pandemia obligó a docentes y alumnos a la implementación acelerada de novedosas estrategias para continuar con el proceso de aprendizaje mediado por el factor tecnológico, pero con la misma vocación de enseñar. “Debo destacar el rol de los docentes y directivos en este contexto particular de cursado.  Todos fueron muy contemplativos y contenedores frente a las diversas situaciones personales de los estudiantes. No sólo ejercieron un rol de docente, sino también que fueron un ʽoídoʼ para nuestras problemáticas, miedos e incertidumbres. Como menciona el psicoanalista Marcelo Percia: ʽAislamiento social no es sinónimo de desamparo. Distancias que cuidan suspenden contactos, pero no cercaníasʼ; y eso fue lo que sentí por parte de los docentes, una gran cercanía a pesar de la virtualidad”, señala.

Las medidas de aislamiento por el coronavirus, han provocado modificaciones radicales en la vida de las personas. Según María del Rosario, es allí donde la terapia ocupacional puede tener un rol importante, reestructurando rutinas y hábitos, trabajando en aspectos vinculados a las medidas de seguridad en cuanto al aislamiento y el distanciamiento social, así como todas las modificaciones relacionadas a las ocupaciones, actividades y vida cotidiana.

La contemplación del sujeto como un ser activo, con derechos y empoderado, responde a una mirada biopsicosocial de las personas que va más allá de una condición, enfermedad o accidente. María del Rosario entiende que fue la perspectiva que encontró transversalmente en todas las asignaturas de la carrera y que es análoga a su propia visión de la terapia ocupacional.