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"El Asperger no es una enfermedad"

Desde el año 2007 se estableció este día para concientizar y dar público conocimiento al Síndrome de Asperger. En esta ocasión dialogamos con el licenciado Ricardo Cortese, docente de Psicología de la Facultad de Medicina de la UAI, para que nos comente de qué se trata este síndrome, cuáles son sus síntomas y de qué manera se realiza el tratamiento. 

 

-¿Qué es el Síndrome de Asperger?

-El Síndrome de Asperger es un trastorno del espectro Autista, que fue descrito por Hans Asperger en 1944. Se caracteriza por una marcada alteración social, dificultades en la comunicación, déficit en la capacidad de juego, un rango de comportamiento e intereses repetitivos, sin presentar ningún retardo significativo en el lenguaje, ni cognitivo.

-¿Cómo influye en la personas afectadas por dicho síndrome?

-El Síndrome de Asperger es bien conocido por ser una parte del espectro de desórdenes autísticos. Presentan afectación en el área social, dificultades en las relaciones sociales y en las vías de las interacciones;  en el área comunicativa, disminución de la comunicación verbal y no verbal; y en la esfera imaginativa, afectando el juego, a los intereses y podríamos agregar el entendimiento con los otros. Los niños tienen campo de interés reducido y absorbente. Son generalmente buenos con las habilidades de memoria (hechos, figuras, fechas épocas, etc.). Muchos se destacan en las áreas de matemáticas y conocimiento del medio.

-En caso de una detección temprana, ¿hay posibilidad de frenar su avance?

Para establecer un diagnóstico en psiquiatría infantil es necesario un abordaje personal, familiar y social. El Síndrome de Asperger se ha interpretado como una pérdida de la teoría de la mente, esto se refiere a la pérdida del entendimiento instintivo de los pensamientos y sentimientos de los demás; estos pacientes no pueden imaginar la mente de los otros, no tienen habilidades para la comunicación, con  la presencia de  comportamientos,  intereses y actividades estereotipadas. Reflejan una manera de ser distinta de comprender y desenvolverse en el mundo. La intervención más importante en la persona con Asperger es un diagnóstico temprano (5 a 15 años) para poder desarrollar un tratamiento que incluya focalizar la atención a las características de comunicación;  reforzar sus habilidades académicas, sociales y comportamentales. El tratamiento debe ser individualizado (no hay dos niños con Asperger iguales), con un trabajo multidisciplinario que incluya: psicoterapia individual, asesoramiento  familiar y medicamentos (ej. Citaloprán, un inhibidor selectivo de la recaptación de la serotonina para la ansiedad y la impulsividad).

-¿Qué aconsejas para el entorno de una persona que sufre Asperger?

-La idea es preparar a la persona con Asperger para enfrentar al mundo, el día a día.  Que aprenda cómo actuar y mejorar aspectos cotidianos que mejoren la calidad de vida. Al no tener cura, el trabajo psicoterapéutico debe realizarse a lo largo de todo el proceso de desarrollo, desde la adolescencia hasta la vida adulta. Buscar la autonomía e independencia de la persona, alcanzar estudios superiores y hasta poder conectar con sus emociones. Reflexionar sobre los desafíos sociales. El terapeuta debe empatizar con su experiencia, conocer sus gustos e intereses, sus puntos fuertes y débiles y las cosas que son importantes para él.

-Según tu opinión, ¿en nuestro país se trabaja bien en cuanto a campañas y demás?

-Se está empezando a trabajar en Argentina con varias instituciones como la Asociación Asperger Argentina y la RedEA (Red de Espectro Autista), que hacen campañas para promover la detección temprana de TEA. Se estima que en el país hay al menos unas 25 mil personas con Asperger. La incidencia es de entre 3 y 7 cada 1000 habitantes, aunque la mayoría de los casos el diagnóstico llega de manera tardía.

De acuerdo con los pacientes: no es una enfermedad, es una condición con la que se nace y se vive.