Salud mental: Reflexiones en torno a la construcción social de la locura

Por Federico Sciretta*

 ¿Qué pensarían si les dijera que la locura no es un diagnóstico médico, sino que responde a un constructo social? Remitiendo a Foucault (1961) desde el Renacimiento hasta el siglo XIX, se estableció un sistema de confinamiento y control de los enfermos mentales en los llamados asilos o manicomios, considerando a la locura como aquello que no pertenece a lo normativo, que iba en desmedro de lo natural, y en consecuencia a ello se utilizaban prácticas de encierro, exclusión y abandono de aquellas personas que sufrían estas problemáticas, ocurriendo lo mismo con aquellos que delinquían.

Este discurso estigmatizante, que define al “ser loco” como categoría de identidad y exclusión social, predomina aún en la actualidad. Esta declaración social, o así lo llamaría Foucault (1981), entendiendo que se trata de un acto para ejercer el poder con la finalidad de establecer y mantener el control sobre los individuos y las sociedades, siendo en aquella época sinónimo de quién no es normal, no pertenece y será excluido de la sociedad de un modo violento.

En la actualidad quienes padecen problemáticas de salud mental, se las sigue calificando desde una serie de atributos negativos, como aquellas personas que pueden ser osadas, que asumen riesgos, que son chistosas, pero siempre con una connotación de ser alguien que trasgrede y está por fuera de lo normativo, siendo estos sujetos menos estigmatizados que los primeros.

Además, cabe articular este tipo de discursos dogmáticos, de persuasión y control, que se llevan a cabo por medio de las declaraciones con la finalidad de establecer una verdad y regular el comportamiento de las personas, está ligado al discurso médico hegemónico que hoy día sigue reinando en el colectivo social en cuanto a los temas de magnitud como la locura, entre otros tantos.

Teniendo en consideración el tema desarrrollado, es la locura como constructo social producto de la historia de la salud mental y la instauración de un paradigma biologicista instaurado en los discursos sociales occidentales, producto del saber cientificista empírico biologicista de gran advenimiento positivista.

Foucault (1963) aborda, en el surgimiento de la clínica médica, el paradigma basado en el objeto biológico (ejemplo el cerebro) y sus respuesta empíricas entorno a lo que acontecía, y desde allí da inicio a la disciplina, o especialidad que vuelve más riguroso y firme el saber médico predominante por encima de otros saberes, trayendo como consecuencia en salud mental el reforzamiento de la estigmatización social por sus escasas respuestas frente a lo que acontecía con las enfermedades mentales y su falta de “cura”. Por ello, seguían rigiendo las prácticas manicomializantes, de encierro, primando la medicalización con fines de control, violencia y exclusión social donde ha predominado, hasta no hace tanto, “de estos temas no hablar, ya que son peligrosos” e irrumpen con la normalidad de la sociedad.

En la actualidad no es llamativo que la sociedad siga referenciando a la locura como parte de un devenir peligroso, complejo, de lo aquello que no es sano si se tiene en consideración lo que se ha mencionado hasta entonces. En consecuencia, podríamos afirmar que el padecimiento de una enfermedad mental en los tiempos actuales sigue estando más cerca del paradigma médico hegemónico, producto de la falta de políticas de prevención y promoción.

La importancia de un modelo integrativo participativo en salud mental tiene como finalidad que la misma sea vista como parte de una sociedad con padecimientos mentales, siendo estos desde el sufrimiento psíquico hasta las patologías mentales, pero fundamentalmente sin que se vulneren sus derechos humanos, entendiendo estos como parte de una sociedad de sujetos con diversas problemáticas, cada una de ellas tan importantes como partes de una vida social e igualitaria.

*Graduado y docente de la Licenciatura en Psicología de la Universidad Abierta Interamericana - Sede Rosario. Especializado en Terapia Clínica y Psicología Organizacional