Controlar y prevenir el dengue

El dengue constituye un problema sanitario, no solo en gran parte del país, sino también a nivel mundial. Diferentes factores relaciones con el cambio climático, el aumento en la cantidad de viajes, las migraciones y el almacenamiento de agua en recipientes caseros, entre otros, contribuyen a la rápida proliferación del mosquito que, sumado a la falta de una vacuna para su prevención, hacen del dengue un verdadero riesgo para la salud pública.

El Dr. Juan Carlos Trezzo, docente de la carrera de Medicina de la Sede Rosario, visitó los estudios de radio Máxima (FM 95.9) para informar a la comunidad sobre las características de esta enfermedad y sus diferentes etapas. Acompañado por los alumnos Macarena Aguirre, Eduardo Abril Parada y Rocío Calgaro Franzoy, abordó el comportamiento y los hábitos del agente transmisor, los métodos de prevención, los signos de alarma, la vigilancia epidemiológica y el abordaje clínico del paciente  

“El mosquito transmisor está en nuestro medio, ya está en el ámbito hogareño. El contagio se produce por la picadura del aedes aegypti, que se distingue de otros mosquitos por unas manchas blancas que tiene en su dorso y patas”, explicó Trezzo. Además, aclaró que el período de incubación oscila entre los 10 y los 15 días, siendo la fiebre, el malestar muscular y articular, el dolor detrás de los ojos y las manchas en la piel, sus signos más reconocibles. “Es importante identificar estos síntomas. Para hacer un diagnóstico, hay que concurrir al médico, porque en la zona tenemos enfermedades con un cuadro similar al dengue. Este se confirma solo con examen de laboratorio y mediante nexo epidemiológico, es decir personas que tienen los síntomas y estuvieron en lugares donde existe un caso confirmado de dengue”, precisó.

También comentó que la enfermedad puede tener presentaciones clínicas variadas, siendo de carácter sistémica, dinámica y de evolución impredecible. Algunos casos pueden evolucionar a formas graves, con manifestaciones hemorrágicas (sangrados), y pérdida de plasma, lo que puede llevar a un cuadro de shock. Otros casos se manifiestan con pocos síntomas o de manera asintomática.  Asimismo, mencionó que la evolución a un caso grave depende de la virulencia del serotipo, de las características del huésped (edades extremas, embarazo, patologías renales, cardiovasculares e inmunodeprimidos, aumentan el riesgo), y si hubo infección previa por otro serotipo.

“Hay 4 serotipos (DENV: 1, 2, 3 y 4), siendo los más comunes el 4 y el 1, y en menor medida el 2. La enfermedad se agrava cuando una persona es picada por un serotipo y, al tiempo, es nuevamente infectada por un serotipo diferente. Por eso es importante el diagnóstico médico, para conocer cuál es el serotipo”, reveló.

Por su parte, Macarena Aguirre contó que existen 3 etapas en la enfermedad. Una febril, que puede durar aproximadamente 7 días en el adulto y 5 en el niño, para luego dar paso a una etapa crítica donde la fiebre cede, pero es donde pueden aparecer complicaciones, y finalmente la recuperación. “Hay que estar muy alerta en las 48 horas posteriores a la baja de la fiebre, porque puede aparecer dolor abdominal, vómito, sangrado en encías, mucosas o eses. Se debe recurrir inmediatamente a una asistencia hospitalaria para no entrar en shock ante la pérdida de fluidos, pudiendo producirse miocarditis o encefalitis”, complementó Abril Parada.

El Dr. Trezzo indicó que “ante un síndrome febril que posee 7 días de evolución de fiebre, con la sintomatología descripta, la persona debe consultar al médico. Además, por motivos epidemiológicos, es necesaria su denuncia ante las autoridades sanitarias para la fumigación de las manzanas contiguas, ya que el mosquito que picó puede desplazarse dentro de un radio de 200 metros y seguir transmitiendo”. Agregó que “el paracetamol es el único medicamento recomendable para estos síntomas”, y advirtió sobre “no automedicarse con antinflamatorios, ya que predisponen al sangrado”.

Para el dengue no existe tratamiento específico, por ello resulta imprescindible la prevención, a través del descacharrado y el ordenamiento ambiental Las medidas más importantes son aquellas que tienden a controlar el mosquito vector, porque sin este la enfermedad no puede ocurrir. Rocío Calgaro Franzoy destacó la importancia de la eliminación de reservorios de agua para evitar su reproducción. “Hay que revisar recipientes que recojan agua, porque es el lugar donde el mosquito deposita el huevo. En el caso de tenerlos, vaciarlos. Mientras que el agua de floreros y bebederos de animales se recomienda cambiarla cada dos días”, sugirió.

Los futuros galenos, también aconsejaron el uso de prendas que cubran todo el cuerpo, el uso de repelente (sobre la ropa o la piel) cada dos o 3 horas para mantener su eficacia, y la colocación de mosquiteros. Contaron que el insecto puede encontrarse de noviembre a mayo, aunque con el cambio en las condiciones climáticas, el calor hace que pueda persistir más allá de este período. “Con el frio el mosquito muere, pero la larva queda en lugares húmedos eclosionando cuando la temperatura se recupera”, concluyeron.