Escuchar al paciente

La profesora María Fabiana Correa, docente de la Facultad de Psicología y Relaciones Humanas de la Sede Rosario, publicó en el diario La Capital una columna de opinión para brindar su mirada sobre la psicooncología como campo interdisciplinar que participa en la prevención, acompañamiento del paciente con cáncer y su familia en la búsqueda del diagnóstico, en lo específico del mismo, el afrontamiento de la enfermedad, cuidados paliativos, rehabilitación y su resolución.

En la actualidad el cáncer sigue siendo una enfermedad con gran incidencia en la morbilidad y mortalidad de la población mundial. Su representación social inscribe el miedo al dolor, al sufrimiento y a la muerte, se generan mitos, prejuicios e imaginarios sociales. “Prevenir y afrontar esta enfermedad es un gran aprendizaje, requiriendo de políticas en salud que lo prioricen, educación en la comunidad para lograr el diagnóstico temprano y tratamiento oportuno para propiciar más chances de curación y mejor calidad de vida”, sostiene Correa. 

“Desde la psicooncología pensamos la enfermedad cáncer más allá de su inscripción en el cuerpo, escuchamos el bagaje simbólico que representa la vivencia de la enfermedad en cada persona, la resonancia psíquica en el paciente, las consecuencias sociales y familiares”, explica la psicóloga y agrega: “Cada uno tiene sus tiempos para hablar de la enfermedad, para nombrarla, simbolizarla e incluirla en su vida. La responsabilidad de afrontar la enfermedad es la prioridad y cuidarse es un gran aprendizaje"

La relación profesional de la salud/paciente fue evolucionando y desde las últimas décadas del siglo XX posibilitó salir del esquema verticalista y paternalista. Hoy, se enfatiza el respeto de la dignidad y la autonomía de las personas como sujetos de derecho, con capacidad de tomar decisiones sobre los procedimientos diagnósticos y terapéuticos. 

“Humanizar la salud es un deseo que implica buen trato, buena atención, nombrar al paciente, mirarlo a los ojos, ofrecerle tiempo y privacidad. El tratamiento integral contiene este respeto por el ser humano propiciando la atención multidisciplinaria e interdisciplinaria”, advierte la docente.

En el artículo recomienda que “en la interrelación profesionales-paciente/familia y/o entorno se debe priorizar la calidad de vida, la comunicación empática, clara y precisa. La información que se obtiene de los múltiples procedimientos a los que accede un paciente para lograr arribar a un diagnóstico, le corresponde y debe ser dada al mismo con absoluta veracidad”.

La nota recoge la mirada del Instituto Nacional del Cáncer (INC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), quienes afirman que el cáncer puede prevenirse, tratarse y curarse. “La prevención es un enfoque muy importante para reducir la incidencia de esta enfermedad, mejorar la salud pública y la calidad de vida. La detección temprana es crucial para un tratamiento específico y un mejor pronóstico, permitiendo una mayor y mejor sobrevida libre de enfermedad”, indica. 

Correa concluye: “Formamos parte del equipo tratante, interactuamos en el accionar sanitario, comunitario y educativo. Así como en la reflexión del modo en que nos comunicamos. Acompañar, atender y contener al paciente con cáncer, a la familia y al equipo tratante es uno de nuestros objetivos”.

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