Graduada UAI varada, muy lejos de casa

Valeria Maria Zemeñuk es una joven graduada de la Licenciatura en Periodismo de la Sede Rosario. Su proyecto de periodismo independiente llamado Shot de viajes la llevó hasta la India con el fin de derribar los límites impuestos por las fronteras y los prejuicios sociales. Este era el primer país a que habría imaginado recorrer. Sin embargo, su idea inicial se vio alterada por las consecuencias de la pandemia mundial, y el confinamiento establecido por el gobierno indio transformó una estadía de cuatro días en una odisea que ya lleva seis semanas. Su historia es recogida por el Lic. Juan Mascardi para el diario La Nación, mientras Valeria aguarda ser repatriada a su Chaco nativo.

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Coronavirus. El viaje periodístico a la India que se transformó en una pesadilla

La situación en la India es crítica, la falta de camas en hospitales, la discriminación y el gasto económico después de seis semanas se hacen notar. Necesitamos volver a la Argentina, volver a nuestro país y estar seguros".

Marisa Zemeñuk , periodista chaqueña de 25 años , quedó varada muy lejos de casa y está desesperada. Junto a ella hay 250 argentinos distribuidos en India . No están todos juntos. Cada uno quedó en la ciudad en donde estaba cuando el gobierno de la India decretó el encierro obligatorio por la pandemia del nuevo coronavirus . "Pedimos al gobierno que no se olvide que somos argentinos y tenemos derecho de volver al país", agregó.

Marisa, o Kiki -como le dicen sus familiares y amigos-, llegó a la India el 21 de febrero con un proyecto de periodismo independiente llamado Shot de viajes, una idea que busca derribar los límites impuestos por las fronteras y los prejuicios sociales. Lo que era un viaje narrativo se fue transformando en una pesadilla, y esa pesadilla se incrementa ante la incertidumbre. El proyecto, delineado luego de recibirse en la Universidad Abierta Interamericana de Rosario, intenta plasmar en formato de crónicas para auscultar la realidad de las personas. Lo distinto y lo que se asemeja. Lo extremadamente hermoso y lo que no lo es. Lo absurdo y lo mágico.

"Lo que hace que la Argentina no sea la India e India no sea la Argentina. La India era el primer país del recorrido, pero al mes de llegar me quedé sin poder moverme debido a que se decretó el encierro obligatorio en el país por la pandemia", cuenta a través de WhatsApp.

Cuando se declaró la cuarentena, Kiki estaba en casa de su amigo Masood y su familia. Una visita que en principio iba a durar cuatro días y que ahora se extiende a más de seis semanas. "Ellos me cuidan, me dan alojamiento, comida y me han sabido contener los días en los que el desconcierto y la desesperación me hacían acurrucarme y llorar".

Lágrimas

" You are safe. Don't worry ". Las palabras en inglés de Farida, la madre de su amigo, aparecen cada vez que Kiki irrumpe en lágrimas. "Estás a salvo, no te preocupes", transita en español, se dice para sí la joven argentina, cuando aparece la contención y el amor a 16.000 kilómetros del hogar.

El 24 de marzo, el Primer Ministro, Narendra Modi, comunicó el encierro obligatorio para toda la población

La mayoría de los argentinos varados en la India, están en hoteles que le permitieron quedarse. "¿Por qué digo le permitieron? En India hay un bloqueo general que incluye el cierre de hoteles, lo que generó que muchos se muden a hoteles más caros pero que le garantizaban la estancia durante la cuarentena", describe la periodista.

"Algunos tuvieron la suerte de que la embajada tramitara el permiso para que se puedan quedar alojados y otros se encuentran en hoteles en donde cada vez que llega la policía se deben esconder. Además, están pagando el 30% del impuesto al dólar", agrega.

Los primeros días de Kiki fueron tranquilos, disfrutaba de la gastronomía hindú "picante y llena de especias". Luego, su cuerpo la empezó a rechazar y, con algo de temor por ofender a los padres de su amigo, le preguntó si podía cocinarse. Allí comenzó a prepararse verduras hervidas, salteadas o con huevos. "Acá comen poca carne de pollo o cordero, la vaca es tan sagrada como prohibida", agrega. "Así que mis comidas comenzaron a ser platos llenos de verduras con sal, los días más largos y cansadores. Ellos son musulmanes, rezan varias veces al día y desde el encierro los hombres no asisten a la mezquita sino que los veo leer el Corán en la casa. El encierro en la casa se resume con cada uno en su habitación", describe la argentina varada.

A la vista de todos

Kiki comparte la habitación con Sadyia, la hermana de mi amigo. Las habitaciones siempre tienen las puertas abiertas que dan a los espacios comunes. La privacidad existe solo en el baño, el resto, está a la vista de todos.

La India es un poco así. Todo está a la vista de todos. La vida está en la calle, a la vista. Las verdulerías son pequeños carros que llegan, se estacionan en un lugar y luego se van. También hay carros con comida, ropa y especias. Hay peluquerías que son un espejo colgado de algún lugar y una silla en la vereda. La India es su calle, pero de repente, el 24 de marzo, el Primer Ministro, Narendra Modi, a las 22 horas, comunicó por cadena nacional que a partir de la medianoche comenzaba el encierro obligatorio para toda la población.

"Se cortaba el servicio de transporte, buses, trenes, taxis y tok tok. Los aeropuertos cerraban sus puertas cancelando todos los vuelos domésticos e internacionales. Y quedaban prohibidas las celebraciones religiosas cerrando todos los lugares de culto", recuerda Kiki.

Marisa había viajado para encarar un trabajo periodístico por distintos países

"Ese día, después de la noticia, la gente salió a las calles en busca de provisiones. Se escuchaban bocinas, gritos y cientos de indios intentando comprar comida para abastecerse".

A la medianoche, el silencio invadió la ciudad de Lucknow, en donde se encuentra la periodista chaqueña. "No había más nadie en la calle. Las bocinas que se escuchan todo el tiempo desaparecieron, al igual que las personas y la polución".

La ciudad pasó del bullicio constante al silencio. Pedirle a más de 1300 millones de habitantes que permanezcan en sus casas es una tarea que requiere mucho esfuerzo de parte del gobierno indio. "Las creencias religiosas, los millones de analfabetos del país, son difíciles de controlar en un país en donde ir a las mezquitas, los templos e iglesias forma parte de la vida diaria", agrega.

El confinamiento

Previo al 24 de marzo, en India ya se habían cerrado las escuelas y los sitios turísticos, pero seguían habilitados los casamientos y celebraciones religiosas. Luego se cerraron los restaurantes y carros de comida. "Hubo un día de toque de queda por 14 horas, fue el domingo 22 de marzo donde nadie salió a la calle, pero a las 17 tocaron campanas, golpearon ollas y aplaudieron en agradecimiento a las fuerzas policiales, los servicios médicos y el esfuerzo del gobierno por detener la pandemia en el país. Ese día, dicen que fue la prueba de lo que vendría después: un encierro obligatorio para toda la población. Primero por 21 días y luego de eso, la extensión hasta el 3 de mayo", describe Marisa.

Los argentinos varados se mantienen en contacto por un grupo de WhatsApp en donde también participan autoridades de la Embajada. "El grupo a veces estalla desde el cansancio, o de no saber cuándo vamos a poder volver. No hay un cronograma de repatriación que nos incluya, no hay una estrategia para mantenernos a todos juntos. No hay respuestas de parte del gobierno y la gente empieza a quedarse sin posibilidad de pagar alojamientos y comida", cuenta.

Lo que para muchos fue un viaje planificado con mucho tiempo de anticipación, un sueño a concretase, se transformó en una pesadilla lejos de casa. "Además, la sanidad en India es preocupante. La Organización Mundial de la Salud recomienda un doctor por cada mil habitantes. Sin embargo, según el gobierno, la India cuenta con un doctor por cada 1500 habitantes y en zonas rurales la cifra aumenta a un doctor por cada 10.000 habitantes", apunta.

La vista a la calle desde el confinamiento

"Para salvar a la India, para salvar a todos sus ciudadanos, a usted, a su familia. Cada calle, cada vecindario está siendo clausurado", fueron las palabras de Modi para tratar de que los 1300 millones de ciudadanos entendieran la importancia de quedarse en casa. "Sin embargo, millones de ellos no tienen trabajo formal, ni un sueldo ni dinero para comer si un día no salen a realizar su trabajo. Según la OIT (Organización Internacional del Trabajo), al menos el 90% de la fuerza laboral en la India trabaja en el sector informal. En este eslabón se encuentran los que entregan comida, trabajan en restaurantes, cortan el pelo, entregan periódicos, pedalean en rickshaw para trasladar personas, entre otras profesiones", escribe la periodista desde su lugar de confinamiento.

Kiki recuerda otro hito dentro de la particular forma que tiene la sociedad india de enfrentar la pandemia. Fue el 5 de abril a las 21. Durante nueve minutos, el primer ministro pidió a la población que apague todas las luces de la casa y que las personas salgan al balcón o la puerta con una vela encendida, una lámpara o la linterna del celular. "Todos juntos para desafiar la oscuridad de la crisis de corona, tiene que introducir el poder de la luz (.) Cada vez cuando una persona encienda una lámpara, entonces sentirás esa superpotencia de luz, en el que todos luchamos por el mismo propósito, en esa luz resolvamos en nuestra mente que no estamos solos", fueron las palabras de Modi.

De números y discriminación

El 60% de los casos se encuentran en cinco de los 28 estados de India. El estado de Maharaashtra, donde se localiza la ciudad de Mumbai, es el más afectado, seguido por Gujarat, Delhi, Rajastán y Tamil Nadu. El jueves 23 de abril, las cifras de casos positivos de Covid-19 en la India llegaron a 20.471. Sin embargo, el lunes 20 de abril, en las zonas libres de contagio, se flexibilizó la cuarentena con permisos para los trabajadores de fábricas y agricultura manteniendo el distanciamiento social y las medidas de higiene.

La periodista también pone el foco en la discriminación. "En medio del confinamiento, hubo cientos de denuncias por parte de los trabajadores de la salud por hechos de violencia de parte de la sociedad. Hubo el caso de una médica que denunció ser apedreada afuera de su casa. Debido a esto, el Gobierno presentó este miércoles un decreto para poner fin a la violencia contra los trabajadores de la salud", describe.

Venta callejera de frutas y verduras

"La norma conlleva penas de prisión desde seis meses hasta siete años si alguien es declarado culpable (.) y multas de entre 200.000 y 500.000 rupias (entre 2600 y 6700 dólares)", dijo a la prensa el ministro de Información y Radiodifusión, Prakash Javadekar.

Los hechos de discriminación que atrajo el miedo al contagio de Covid-19 en la sociedad india se ven reflejados en gritos a los varados, acusándolos de coronavirus, escupitajos y la imposibilidad de entrar a algunos locales que prefieren no recibirlos. "La idea que se maneja es que los extranjeros son portadores del virus y los que han traído al mal a su país. Esto también se vio reflejado en que algunos sitios no cambien más dinero extranjero y a falta de locales que vendan con tarjeta, la compra de comida se vuelva una odisea.

"El confinamiento está declarado hasta el 3 de mayo en India. Los aeropuertos se encuentran cerrados y la única forma que tenemos los varados de volver a la Argentina es a través de un vuelo repatriación. Necesitamos que se autorice a una aerolínea a realizar el vuelo, ya que los vuelos comerciales no volverán en varias semanas. Además, genera una estrategia para que las personas que se encuentran esparcidas en distintas ciudades puedan llegar a Delhi", repasa Marisa, quien desea regresar a su Chaco natal, en donde la esperan su mamá Angélica y su papá Basilio.